Lo que somos, según yo.
Cada individuo es un ente especial. Sea que creas en la Creación –un Dios- o en la Teoría de la Evolución de Charles Darwin, todos somos especiales y diferentes particularmente.
Un ser, según el Diccionario de la lengua española –Del, Edición del Tricentenario, sitio Real Academia Española – es “Esencia o naturaleza”, un “Modo de existir”.
Y sí que es un modo de existir, y hasta de dejar de hacerlo. Nadie puede negar que en algún momento de su vida no se haya cuestionado sobre su esencia, el por qué subsisto en esta forma, o de esta manera. Que difícil dilema, ¿no?
Sin embargo, simplicidades como un taza de café compartida con tu mejor amiga, mirar una película por enésima vez junto a tu persona favorita, o advertir las delicadas gotas de lluvia caer desde el cielo, nos regresan los pies al suelo y nos recuerdan el motivo de nuestro existir.
Definir la razón de vivir de cada uno sería complicado, poco sutil y hasta descarado, así que me limitaré a decir que según yo, se existe porque otros existen.
O, ¿que no te sientes triste al ver a otra persona con tristeza? ¿Acaso no palpita de alegría tu corazón cuando alguien cerca de ti se siente feliz? ¡Claro que sí!
Sentimos tanto por lo nuestro como por lo ajeno; no todos en la misma manera, algunos en formas únicas, muchos quieren mostrarse inertes, pero al final de cuentas, aunque te guste la soledad o el acompañarte de ti mismo de vez en cuando, no dejas de sentir jamás.
Somos eso, un sentir.
Sentimos alegrías y penas, orgullo y decepciones, cansancio y entusiasmo; sentimos pasión y rencor, optimismo y desaliento, angustias y regocijo, felicidad y conformidad. Sentimos algo que llamamos amor, más lo contrario a eso, ¿qué será? En fin, cada quien tendrá respuesta a eso, yo continuaré escribiendo punto y aparte a esto.
Según yo, soy lo que creo y pienso de mí. Las opiniones, la percepción intrusa y el argumento aéreo de otros sólo pueden complementar un poco –o mucho- lo que soy o dejo de ser. Sólo eso. Entonces, en el modo en que permitas cómo y hasta dónde llega el sentir de los demás al tuyo, es lo que te permitirá a ser libre en un cielo azul con nubes blancas mientras disfrutas el paisaje del mar y las montañas de un paraíso sólo para ti, o, por el contrario, te condenará a un viscoso e indeseado estilo de existencia como un fantasma convaleciente que nunca termina su viaje.
Porque sentir nos hace distintos, sólo déjalo fluir. Permítele a tus ansias ser libres por un momento, se tú. Mientras lo piensas, otros Son por ti. Así que Existe, hay espacio para otros más.
Si no pregunta, ¿qué crees que trato de hacer yo?
Pues eso, Ser.
Tan sólo eso.
Fácil decirlo, muy fácil. Al menos ya esta expresado con el lápiz, ahora, hagámoslo una realidad: dejemos ir, volvamos al espacio, empecemos a existir con aquella intensidad que salimos del vientre. Eso si, para eso tendremos que obviar algunos cánones culturales que no nos permiten ser libre.
La libertad es para quienes la quieren y la persiguen. No es libre aquel que se aguanta. No se es medio libre, se es o no. Y créeme en esto, volar no sólo es para valientes, es para rebeldes, entes de semblante raro, de aventuras, de soltura, de disposición. Anímate, no sólo prediques.
Luis Alberto,
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Y exigente que se ha vuelto el C.C.!! Empujones como este siempre hacen falta. Gracias!
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